Del Royalty Minero al Royalty Forestal: Territorios Sin Limosnas

Diario El Cautin
3 minutos de lectura

Patricia Cardenas Paredes

Dirigenta Social, Contadora y Emprendedora

Hace poco escuché a una dirigenta decir algo que se me quedó grabado: “De aquí todo lo sacan, pero nada queda”. Se refería a la industria forestal, a cómo nuestros cerros, ríos y campos han sido explotados por décadas mientras la gente que habita estos territorios sigue esperando agua potable, caminos dignos, servicios básicos. Y no es exageración. Es la realidad de muchas comunas rurales que se han transformado en zonas de sacrificio.

Se ha hablado mucho del Royalty Minero y de cómo las regiones del norte merecen recibir una parte justa de lo que se extrae de su tierra. Y está bien. Pero, ¿Por qué no estamos teniendo con la misma fuerza esta conversación en el sur? ¿Por qué no hablamos de un Royalty Forestal? Porque aquí también se produce riqueza. Sólo que no se queda.

Durante años hemos visto cómo grandes empresas forestales se instalan con miles de hectáreas, secan nuestras napas, reemplazan el bosque nativo por monocultivos, provocan incendios, y después reparten unos pocos fondos sociales que parecen más bien limosnas que justicia. Y eso no puede seguir.

No se trata de estar en contra de la actividad productiva. Se trata de que los beneficios lleguen a quienes viven en el territorio. Que haya inversión real, que se reparen los daños causados, que se escuche la voz de quienes han cuidado la tierra por generaciones.

Un Royalty Forestal permitiría, por ejemplo, financiar sistemas de agua potable rural, apoyar a comunidades, a pequeños propietarios, proteger nuestros ecosistemas, diversificar la economía local hacia emprendimientos sustentables, darle “valor” a la vida rural. Sería una herramienta concreta para que el desarrollo no signifique despojo.

Chile no puede seguir creciendo a costa de unos pocos territorios. Así como las mineras deben tributar más en el norte, las forestales también deben devolver algo a los territorios del sur. No queremos más limosnas disfrazadas de responsabilidad social empresarial. No queremos más fondos concursables precarios ni proyectos que solo sirven para lavar imagen. Lo que demandamos es justicia estructural, los territorios hoy dicen fuerte y claro: «basta de extractivismo sin retorno».

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