La Derecha Vs la Derecha: Radiografía de Cara Hacia la Primera Vuelta

Diario El Cautin
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Benjamín Escobedo Araneda, Doctorando en Historia (Universidad San Sebastián, Investigador Asociado en Monte Alto Editorial (Colombia), Investigador Asociado en Ediciones Escaparate (Chile), Escritor – Historiador – Académico – Columnista

Los candidatos presidenciales que probablemente estarán en la llamada primera vuelta parecen empezar a tomar posición y albergar un sentimiento de triunfo a priori, sin embargo, aún queda mucho camino por recorrer. En materia de ideas, los discursos políticos de la denominada derecha nacional parecen repetir viejos axiomas sin colocar sobre la mesa los grandes tema país, a momentos, la lucha parece estar al interior de la oposición. En las próximas elecciones presidenciales la izquierda de nuestro país podría ver al “muerto pasar” frente a sus propios ojos sin mayor esfuerzo ni debate de ideas, entre paréntesis, esas que siempre resultan ser la savia que sustenta argumentos, no ocurrencias improvisadas a lo largo de la carrera.

Hemos de reconocer que la derecha mantiene un abanico importante de cartas presidenciales para esta primera vuelta que viviremos durante el segundo semestre del presente 2025, sin embargo, una radiografía desde sus propias propuestas políticas podría encausar una cierta crítica de amistad cívica, o bien, una cruel verdad de la cual nadie pareciera desear hacerse cargo al final del día. Por tanto, a continuación me propongo plasmar tres grandes aprensiones sobre la derecha nacional, sin duda, su lectura podría trazar competencia y virtud, o una desconexión social al final del camino. Pretender liderar un país no es cosa menor, se necesitan ideas, ideas y más ideas.

En primer lugar, la derecha no parece tener claridad a que proyecto político adhiere, vemos en las figuras de J. Kaiser, J. A. Kast y Evelyn Matthei posiciones muy dispares por momentos, tal vez, vendría bien reconocer a que tipo de liberalismo político adscriben, o bien, que tipo de filosofía política abrazan en sus ideas y preceptos ideológicos, solo así, la ciudadanía podría decidir conscientemente por quién votar, sobre que ideas sufragar y sobre quien dar su apoyo, dicho sea de paso, no con un “velo” carente de argumentos (esto también corre para la izquierda). Por otra parte, es imposible gobernar un país sin delimitar la hoja de ruta a la cual se desea llegar, o sea, hacia donde se camina y hacia donde se desea ir.

En segundo lugar, es común observar que en épocas como estas los candidatos se ven tentados en anclar sus objetivos presidenciales sobre un “programa de gobierno”, como si la política se tratara de eso, de reducir un proyecto mandatario y liderar a una sociedad meramente a través de un “programa de gobierno”, un vicio al cual muchos parecen sucumbir en ocasiones. La derecha necesita escuchar a la gente, al ciudadano común, de lo contrario, sus propuestas versan en términos generales sobre lo mismo, economicismo, tecnicismos, números y poco de realidad práctica, por eso la izquierda conecta de mejor forma con el llamado “pueblo”, porque no presenta sus cartas desde los abstractos, sino desde la promesa, incluso, no teniendo certeza de cumplirlas a cabalidad en el futuro, sin embargo, insisto, se necesitan ideas, debate de ideas, ahí donde el “programa de gobierno” sea el complemento y no el fin último.

En tercer lugar, la derecha de nuestro país parece enfrentarse a su propio sector tratando de dogmatizar, colonizar y sobreponerse dentro de su propio sector, prueba de ello son la cantidad de candidatos que se presentarán posiblemente en primera vuelta, más aún, habiendo desechado la idea de una primaria interna. En otras palabras, parece que no todos persiguen los mismo objetivos “ideológicos” en materia política, una realidad que podría ser releída a tiempo, o bien, prueba de un error no forzado que solo deja ver a una derecha vs la misma por estos días. Es sabido que muchos de los candidatos de este sector han “hecho campaña” con grandes discursos morales, por ejemplo, rechazando releer los llamados temas valóricos, entiéndase por estos: aborto, eutanasia, adopción homoparental, etc. Un país se gobierna con ideas racionalizadas, no con la Biblia, eso forma parte de la búsqueda personal y de una necesidad existencialista propia del espacio privado de cada persona.

Por último, resulta interesante hacernos algunas preguntas a propósito de los tres puntos esbozados. ¿Es la derecha chilena la opción que corre con más fuerza para ganar las próximas elecciones presidenciales? ¿La rivalidad al interior del sector en materia de ideas políticas podría terminar fosilizando sus pretensiones? ¿Qué rol juega la izquierda en la tensión suscitada? ¿Es la derecha de nuestro país un grupo de personas que debate ideas, o bien, las disputas a su interior podrían pasarle la cuenta mientras la izquierda sube como la espuma? Como sabemos, las elecciones se ganan en las urnas, con los votos y con final del conteo de las mesas, antes de eso todos se dan por ganadores. Si realmente la derecha desea convencer a través de un “programa de gobierno” que los candidatos presentaran en su momento, ella debe pensar, entender y aceptar que la ciudadanía se encuentra en otro registro, no en el del poder, sino en el de la esperanza de un Chile con más acceso y estabilidad, no con igualdad, pero sí de acceso al consumo y mejores condiciones de vida, eso es realmente ser un país moderno. En los próximos meses veremos si la premisa de esta columna tuvo algo de verdad o plena virtud, entendamos, se gobierna con ideas, acuerdos y diálogos, por tanto, el candidato que proponga aquello de frente a la ciudadanía y logre convencer independientemente del sector político, indudablemente será el próximo Presidente de la República, por ahora, la izquierda sigue posicionándose y la derecha continua dando palos de ciego.

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