¿Por Quién Votan los Evangélicos en Chile?

Diario El Cautin
8 minutos de lectura

Benjamín Escobedo Araneda, Doctorando en Historia (Universidad San Sebastián)
Investigador Asociado en Monte Alto Editorial (Colombia)
Investigador Asociado en Ediciones Escaparate (Chile)
Escritor – Historiador – Académico – Columnista

Es sabido que cada vez más la presencia evangélica protestante de nuestro país ha penetrado el mundo parlamentario, incluso, llegando a conformar partidos políticos, bancadas y el posicionamiento de ciertos lideres que, por lo general, albergan un discurso conservador en materia moral. Nos encontramos frente a un segmento de la sociedad civil que merece análisis y atención de cara a las próximas elecciones presidenciales que vivirá Chile el presente 2025, de lo contrario, podríamos estar desechando a priori la muestra cualitativa y cuantitativa en esa búsqueda por saber a quién apoyan los cristianos evangélicos en política nacional.

En primer lugar, hablar de “evangélicos protestantes” resulta una categoría un tanto difusa para alguien que no abraza una cosmovisión religiosa, sin embargo, hemos de hacer una distinción entre ellas para efectos conceptuales. Por un lado, tenemos al mundo protestante que principalmente proviene (en términos generales) de la llamada Reforma Protestante suscitada en la Europa moderna, aquí, los grupos comprendidos son aquellas iglesias de corte calvinista (presbiterianas), luteranas, o bien, las llamadas iglesias históricas (no católicas). Por otra parte, encontramos a la comunidad evangélica, una tradición cristiana que se desarrolló durante el siglo XX y que versa principalmente sobre la base de iglesias pentecostales, carismáticas y grupos con lineamientos doctrinales a fines. Ambas expresiones de fe (evangélicos y protestantes) conforman en el territorio nacional alrededor del 18% en materia religiosa según la última Encuesta Bicentenario de la UC, lo cual, nos abre la puerta a un análisis cuantitativo de una parte del fenómeno religioso inscrito en nuestro país.

En segundo lugar, lo cualitativo está delimitado por la adherencia y fines últimos que persiguen estas iglesias evangélicas protestantes en Chile, para eso, debemos acentuar varias cosas, por ejemplo, existen varios matices ideológicos, teológicos, filosóficos y políticos al interior de estas comunidades, en otras palabras, no existe una sola iglesia evangélica o protestante en Chile, por el contrario, ellas contienen distintos liderazgos, historia y formas de entender “la fe en lo público”. En otras palabras, estamos ante un ala del cristianismo nacional plural, heterogéneo y libre, por tanto, sus preferencias políticas dependerán de que entiendan por la “vida, matrimonio, sexualidad, familia, Estado, gobierno, iglesia, moral, entre varias otras cosas”. A su vez, en esa dimensión cualitativa acentuamos que las iglesias evangélicas protestantes en nuestro país “adhieren” por lo general a una línea más conservadora en materia política precisamente por como “ven” las categorías enunciadas, sin embargo, existe un grupo no menor de académicos, pastores, iglesias, seminarios teológicos y otros segmentos de estas comunidades que prefieren una concepción de mundo, país y sociedad más vinculada a la izquierda, prueba de ello fue el llamado “Apruebo Cristiano” en su momento, instancia que pretendía agrupar a distintas iglesias y lideres a favor de una nueva Constitución Política para nuestro país. En Chile las iglesias evangélicas protestantes no son lineal en su opinión política, aunque tenemos atisbos de que lo conservador parece predominar a la hora del sufragio electoral por temas de apoyo a ciertas candidaturas de derecha.

En tercer lugar, no podemos negar que la iglesia católica, evangélica y protestante del territorio nacional mantienen una moral bastante conservadora en términos generales, muchos ven con cierto horror la eutanasia, adopción homoparental, aborto, legalización de drogas y el listado podría continuar. El liberalismo político de las derechas más extremas que circulan al interior de nuestro país pregona libertades en materia económica, pero abstinencia en materia valórica, una ironía que muchos cristianos abrazan sin detenerse a considerar la libertad personal que cada individuo tiene en nuestro país -como hemos señalado en otras columnas- una gran parte de los evangélicos protestantes votan a favor de la derecha por esa idea “conservadora, tradicional y confesante” que vende, pero olvidan que vivimos en un Estado laico, donde el sufragio personal debería apuntar a la mejora de un país, no a la idea de incidir en la
sexualidad de una persona, del orgasmo de una pareja o de que cosas son “gratas o no ante Dios”, eso forma parte del espacio privado. Es probable que el llamado “voto evangélico” tenga una alta adherencia de apoyo a la derecha por axiomas valóricos, a juicio propio, un error no forzado, ya que se gobierna con ideas racionalizadas, no con la Biblia y dogmas cristianos, sin duda, con esto no pretendemos avalar a la izquierda por su idea de “pluralidad y progresismo”, sino más bien ser sinceros con la discusión intelectual, ya que el voto no debiese estar anclado a una ideología que “valide y preserve” el texto bíblico como fin último, por el contrario, debiese apuntar a construir mejoras en la vida pública, modernizaciones del Estado, acceso al consumo -no gratuidad de las cosas- pero si mejoras en el acceso y la búsqueda permanente por mantener un equilibrio en la seguridad, economía, derechos fundamentales, propiedad privada, mejora de políticas públicas y suma y sigue, no solo reducir el voto a esa vieja nomenclatura de “validar la Biblia y sus consejos de vida”, finalmente ello forma parte de la elección personal de cada persona.

Por último, si existe una pluralidad política al interior de ese 18% aproximadamente del mundo evangélico protestante que transita el país, indudablemente no podemos saber a rajatabla porque candidatos votan estas comunidades cristianas y feligreses adyacentes, sin embargo, las muestras cualitativas y cuantitativas esbozadas nos dan una panorámica de que candidatos y sectores políticos resultan más seductores al final del día. Chile es un país profundamente religioso, lo cual siempre es positivo para el desarrollo de la espiritualidad, fe y valores sugeridos a desarrollar, no obstante, ello forma parte de la vida privada, es un elemento más a considerar en el sufragio, no la varita mágica que mejorará la sociedad en términos económicos y empíricos. Se necesita valor para aceptar que los países crecen con ideas laicas, racionales y bien dirigidas, no por la esperanza de la fe personal, eso es motivo de libertad religiosa y de culto, preceptos que izquierdas y derechas no traen como algo nuevo al debate, ya existe, por consecuencia, volvamos a la coherencia, y que el sufragio sea garante de verdaderos argumentos, no votar porque un candidato/a se identifique meramente con el denominado “pueblo evangélico protestante de Chile”, ello podría ser motivo de conveniencia política y después vivir la triste realidad del refrán “si te he visto no me acuerdo”.

Share This Article
Comentar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Send this to a friend