Augusto Pinochet en una Sala de Clases de Limache

Diario El Cautin
8 minutos de lectura

Benjamín Escobedo Araneda, Doctorando en Historia (Universidad San Sebastián)
Investigador Asociado en Monte Alto Editorial (Colombia)
Investigador Asociado en Ediciones Escaparate (Chile)
Escritor – Historiador – Académico – Columnista

Hace pocos días se dio a conocer la noticia que un profesor de Limache, comuna de la región de Valparaíso, gritó a un alumno que habría «elogiado» el régimen militar de Augusto Pinochet, motivo por el cual se generó una gran controversia y debate público con el paso de los días. Tal vez, estamos en presencia de un simple exabrupto por parte de un docente, o bien, de una situación que merece profundo análisis, consideración y reflexión social a la luz de la intolerancia suscitada.

En primer lugar, tras la viralización de un video en que se observa al profesor realizando una clase y gritando a sus estudiantes producto que alguien habría “defendido” la figura de Pinochet las alarmas se encendieron. Aquella estudiante que realizó la interpelación al docente intentó explicar su postura afirmando lo siguiente: “Yo no lo estoy defendiendo”, pero el profesor responde con un violento “¡Cállate, cállate, te dije!”. En el registro se escucha al docente insistir: “Lo repito para que todo el mundo lo escuche: acá su compañera está hablando, defendiendo a Pinochet”. A pesar de los intentos de sus compañeros de intervenir, también reciben agresiones verbales por parte del docente: “No estoy hablando contigo. También te callas”, les dice. Cabe señalar que la tensión continua cuando la joven aclara que no estaba defendiendo a Pinochet, sino diciendo que “hizo cosas malas”, lo que hace que el profesor le exija nuevamente que se calle de forma agresiva. A lo anterior, el alcalde de Limache, Luciano Valenzuela, cuestionó el hecho que se registró en la sala de clases. Por su parte, el Ministro de Educación también criticó el actuar del profesor y valoró la respuesta del municipio ante la situación.

En segundo lugar, el profesor fue separado de sus funciones, a lo cual el Colegio de Profesores apuntó una especie de “estrés laboral” por parte del docente. Además, el presidente del gremio alertó de una «situación muy crítica» del cuerpo docente en el país. Por otro lado, la Fiscalía Local de Limache abrió de oficio una investigación penal que se realizará junto a la Brigada de Investigación Criminal (Bicrim) de la Policía de Investigaciones (PDI). La idea es determinar si los hechos «configuran el delito de trato degradante de niños, niñas y adolescentes, o incluso pesquisar la existencia de otros malos tratos que eventualmente pudiera haber realizado este educador y que pudieran configurar otros ilícitos penales», mencionó el fiscal Rodrigo Castillo según el sitio web Emol.

En tercer lugar, hemos de hacer varias preguntas y reflexiones a partir de lo anterior, por ejemplo: ¿Es Chile un país tolerante con la opinión de otros? ¿Qué tanto peso tiene la figura de Pinochet en la historia de Chile? ¿Y en la sala de clases? ¿Será que existen profesores ideologizados en la educación escolar? ¿Cómo avanzar en estas materias? ¿Fue un simple exabrupto el grito del profesor hacia la alumna? ¿Qué nivel de pensamiento crítico entre alumnos y docentes se establece en una sala de clases? ¿Cuál es la función de un profesor? ¿Cuál es la función de un estudiante? Estas y otras preguntas vienen bastante oportunas considerando todo lo sucedido.

Para responder, en parte, a las interrogantes precedentes, me propongo instalar algunas notas con el fin de confeccionar un análisis transversal frente a este triste episodio. Por un lado, hemos de recordar que los profesores han puesto constantemente resistencia a la idea de ser evaluados, incluso, han señalado en más de una oportunidad que “ya estudiaron y ello no es justo”. No obstante, tenemos docentes en la educación escolar que estudiaron hace más de 20 años y sus metodologías, base curricular y fundamentos teóricos podrían verse afectados, o bien, parcialmente debilitados con el paso del tiempo. A su vez, la idea de “pensamiento crítico”, entendido como reflexión, discusión y diálogo, parece un mero objetivo en la planificación escolar, ya que en la práctica los estudiantes cada vez obtienen menos puntaje para postular a la educación superior, leen menos y cuando existen discusiones teóricas la intolerancia se hace presente. En este sentido, el profesor de Limache deja en evidencia su sesgo ideológico, político e histórico, un grosero error que, probablemente, muchos en su área deben albergar. No es primera vez que la figura de Augusto Pinochet es motivo de tensión, ausencia de diálogo y precaria fundamentación argumentativa. El presidente del Colegio de Profesores alude a un cierto estrés por parte del profesor enunciado, sin embargo, nada justifica el nivel de estupidez, egocentrismo y sesgo que alberga dicho profesor. Sin duda, esta no es una realidad generalizada en nuestro país, sin embargo, un acento del cual debemos
hacernos cargo. El estudiante tiene todo el derecho a debatir sanamente con el maestro, y este tiene el deber de hacer pensar a los alumnos constantemente, de lo contrario, este último podría verse tentado a procrastinar y recibir sueldo a fin de mes meramente por transitar la sala de profesores, pasar la lista, tomar cafecito con colegas, realizar uno que otro pelambre y transformarse en un pasador de guías, si, guías de “aprendizaje”, aunque todos sabemos que al final del día son el recurso por excelencia de un sistema escolar ahogado, mediocre y ajeno a la exigencia y estándar de calidad que exige el mercado. En síntesis, lo sucedido entre el profesor de Limache y la alumna que planteó sus argumentos sobre Pinochet debe hacernos recapacitar en nuestra reflexión educacional, ya que el problema no es histórico político, claro, para el docente si, sin embargo, para la alumna y compañeros la discusión está marcada por la intolerancia de un docente que, dicho sea de paso, tiene formación académica y profesional. Tal vez, es otro de los tantos profesores que circulan el espacio formativo intentando hacer proselitismo “histórico” en Chile.

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